El muay thay y el kickboxing ha crecido a grandes pasos en Yucatán. Tanto, que Josué Cruz Alemán puede presumir de ser el mejor exponente en México y también es campeón del mundo.
Pero las aspiraciones de este joven nacido en Pachuca, pero hecho deportista profesional van más allá del título de la categoría K1 que obtuvo recientemente en un ring francés. Su sueño es estar en la One Championships, que vendría siendo algo así como las Grandes Ligas para el béisbol, la NFL para el fútbol americano o la Champions League para el fútbol soccer. “Efectivamente: quiero estar en lo mejor. Y lo mejor está en Asia. Así que a eso voy”.
Sabe del reto, pero conoce sus alcances. “Allá pelean los más grandes del mundo. Y allá quiero llegar”, dice el joven artemarcialista, yucateco por adopción, igual que su padre, Rubén Cruz Grajeda, su entrenador en esta disciplina y representante. En realidad, el que trata de mover todos los hilos para que el “Tuzo” pueda estar donde está.
Josué ganó el campeonato al derrotar por decisión dividida en cinco asaltos a Djany Florenti, el número uno de Francia, en un combate muy cerrado realizado el pasado 7 de octubre en la arena gala de Montbeliard.
“Ya soy campeón de K1, ahora quiero llegar a One Championships”, dice el peleador de 25 años de edad, quien presenta una hoja de servicios con 18 peleas como profesional, con 17-1. Todos los combates ganados han sido en el extranjero, donde cada vez le conocen más, razón por la que las empresas le piden y la suya es la primera vez que un mexicano se corona en Europa.
Cruz Alemán ya quiere dar el salto a la siguiente categoría, que es la soñada por todos en esta disciplina. “Me han dicho que haga dos o tres peleas más para poder ser incluido en los rankings”.
La One la dominan los peleadores orientales y los grandes combates se montan en arenas de Asia, como Tailandia, Singapur, Corea, e incluso en Dubai.
El mejor entre los varones actualmente es San Chay, de Tailandia, y las principales entre las damas son Valentina Shevchenko, de Rusia, y Haberte Todd, de Estados Unidos.
Nada fácil la misión, menos en una zona donde esta disciplina apenas va siendo vista a nivel profesional. “Es muy difícil conseguir los apoyos para poder ir a pelear en Europa, y más en Asia, donde están los más grandes”, comenta Josué, en una entrevista en el gimnasio donde su padre ha hecho del muay thay y kickboxing un referente, en Residencial Pensiones. “Tocamos puertas que a veces ni se abren, pero como podemos reunimos recursos para estos viajes”, comenta Rubén Cruz Grajeda, precursor de esta disciplina, que tan solo en Mérida tiene ahora a una veintena de gimnasios.
Los esfuerzos son enormes para Josué. Sesiones dobles, de trabajo en gimnasio, de boxeo, donde su mentor es el cubano Julio Tarragó.
“Pero quiero llegar. Y no voy a descansar hasta lograr mi objetivo. Sé que no será fácil, pero ese es otro punto: me motiva saber que hay dificultades que sortear”.
Y mientras, no deja de prepararse. Ni tampoco de pensar en el legado que quiere dejar cuando algún día quiera irse. “Hay muchos jóvenes que quieren llegar lejos, pero hay que tomar la decisión. Yo me he ido a Europa, estuve en Tailandia en un campamento, premio por ganar un torneo. Esto así es. ¿Quieres algo? Esfuérzate. He visto lo que mi familia hace para ayudarme y no puedo menos que esforzarme todos los días”, expresa para los “Domingos Especiales”.
Como principal referente de este deporte milenario. El muay thay, conocido también como boxeo tailandés, o tradicionalmente como el arte de las ocho extremidades, es un deporte de contacto de los más peligrosos que hay.
“Uno tiene que pensar en todo y no descuidarse. La preparación mental es fundamental”, expresa.